El castillo d'Arbeche (fin del primer módulo)

La lluvia caía pesada, y repiqueteaba con fuerza al chocar sobre las numerosas armaduras del ejército que tenía a sus espaldas. La bestia, gigantesca, giró levemente su cabeza encapuchada para consultar una vez más a su propia espalda. Finalmente, y tras sopesarlo un momento dijo con voz grave y acento extraño:

- No aceptaré nada que no sea el control directo del castillo.

La respuesta nos sorprendió a todos, rápidamente nos giramos para deliberar nuestra posición ante la propuesta.

- ¿Habéis oído eso?

- No esperará que abandonemos sin combatir...

- ¿Combatir contra un ejército orco, usando un castillo que a penas se mantiene en pie?

- Quizá halla una solución alternativa...

- ¿Tienes una idea?

- Deja que intente negociar con él.

Volvimos a girarnos, intentando dar aspecto de serenidad y confianza. Finalmente pregunté a la bestia:

- ¿Y por qué necesitáis este castillo? - dije mirando a lo que debían ser sus ojos, pero sólo un brillo rojizo se adivinaba bajo la capucha oscura.

- Es de importancia estratégica para defender la costa. - me respondió.

Nos miramos un poco sorprendidos por la respuesta.

- ¿Defenderla de qué?, quizá tengamos un enemigo común.

- Aunque así fuera, no estáis a la altura.

Incrédulo, me giré buscando a mis compañeros. Habíamos pasado mucho, algunos habían perdido familiares, o habían tenido que matar para poder salvarlos.. nos habíamos jugado la vida muchas veces, y siempre juntos. La respuesta era clara.

- Creo que sí que estamos a la altura, ¿por qué lo dudáis?, ¿quien sois?

La bestia se retiró la capucha con lentitud, alzó la cabeza con un gesto de orgullo impropio de un orco, y sólo dijo:

- Soy Amroth Gaur.