Yo vs yo

¿Qué mierda haces cuando no tienes ganas de respirar?, o cuando todo tu mundo parece desmoronarse frente a tus narices. ¿Cómo coño se sobrevive al día a día admitiendo la propia infelicidad?, ¿sirve de algo poner buena cara y levantar la cabeza tras cada golpe?. Nada sirve, nada me llena, nada me importa... aunque luche por ello.

Nada vale nada.

Al final del camino, día a día, sólo quedas tú en tu pequeño rincón... acorralado en tu propio olvido... desdibujada tu figura, otrora fuerte y segura. Luchando por respirar día a día, pero ahogándote en la realidad que te rodea. Empequeñecido hasta la insignificancia... hasta preferir desaparecer antes que continuar un segundo más en esta constante agonía. El hastío me arrastra y me lleva, haciendo que cada día pase con pena y sin gloria. No quedan objetivos, no quedan ilusiones... no queda nada. Ya lo decía el poeta: yo, que nunca quise estar sólo, tengo a la soledad por amigo.

Viviéndola así, la vida no tiene sentido, mis éxitos saben a derrotas, el aire se me antoja ceniza y los atardeceres, una broma de este cosmos que ni entiendo ni me quiere entender. Arrastrando la vida día a día, como una pesada e inútil carga. Obligado a vivir, obligándote a hacerlo con dignidad aún con el alma atrapada en un puño. Se escapa la alegría de entre mis manos, como agua para el sediento. No puedo más, no quiero poder más. Estoy harto de seguir caminando, estoy harto de seguir confiando, estoy harto de seguir luchando, de no ceder a la frustación... pero sobre todo, estoy harto de esta vida, de este mundo y de esta realidad. Estoy harto de mí, de quererme y de odiarme, de quererte y de odiarte. No quiero dar ni un paso más...


Empeñarse en vivir...
o empeñarse en morir

No hay comentarios:

Publicar un comentario